Seis días por la tierra sin pan.

Colección: Viajeros y Estables.
ISBN:978-84-9852-794-0
Año de edición:2024
Disponibilidad: Sí
Autores:
Pablo García Bengoechea

Número de páginas:120 p.
Precio: 12 €.
Medidas: 20 x 14  cms.

Descripción:

El protagonista de esta historia comienza su viaje sin un itinerario fijo. Provisto de un mapa y una mochila al hombro, se propone recorrer Las Hurdes. Su viaje, recogido en este libro, es un recorrido por la memoria, la historia y la realidad de una tierra que lucha por sobrevivir en el siglo XXI.
A lo largo de seis días, el caminante transita por caminos rurales, visita pueblos y alquerías, y conversa con sus habitantes, que le revelan la dureza de la vida en la comarca, la falta de oportunidades y la nostalgia por un pasado que se desvanece. El caminante reflexiona sobre la transformación del paisaje, la pérdida de las tradiciones y la lucha por mantener viva la identidad de Las Hurdes, y lo vuelca en este libro, que es una crónica de viaje que nos invita a descubrir la belleza agreste de Las Hurdes y a reflexionar sobre el futuro del mundo rural en la España de hoy.
Seis días por la tierra sin pan viene a sumar un nuevo título a la colección Viajeros y Estables de la Editora Regional de Extremadura, que tan buena acogida ha tenido entre los lectores con obras como La frontera que nunca existió, de Alonso de la Torre; Miradas desde Extremadura; Viaje a Pascoaes, de Antonio Cándido Franco; El río del lobo, de Manuel López; Del otro lado, de Ana Olivera; o Japón desde Extremadura, de Noriko Yamashita.


Reseña:

Pablo García Bengoechea
Es, además de paseante solitario y caminante vocacional, antropólogo de profesión. Podría definirse también como escritor, pero le da vergüenza. Y ya llegará el día, se dice a sí mismo para animarse. Su biografía no es una retahíla de datos, ni una hoja de servicios, sino una manera de entender la vida. Y esta le dice que, al igual que necesita cambiar de rumbo de cuando en cuando, cambia de ocupación, igualmente saludable. Por fortuna, no se siente enraizado en ninguna parte y esto le ha dado algo de vagabundo errante. No obstante, ha pasado más tiempo en América Latina que en otros lugares, exceptuando el suyo de nacimiento, y ha sido allí, más que en la universidad, donde ha aprendido las cosas importantes de la vida. Entre ellas, como leyó alguna vez en alguna parte, que los caminantes solitarios son imprescindibles para el correcto funcionamiento del mundo. Y esta declaración, tan simple en apariencia, encierra para él un misterio insondable que lo resume todo.