Colección:
Poesía. ISBN:978-84-9852-609-7
Año de edición:2019
Disponibilidad: Sí
Autores:
José María Valverde Pacheco ;
Jesús Aguado Ed.
Número de páginas:120 p.
Precio: 9 €.
Medidas: 20 x 14
cms.
Descripción:
José María Valverde (Valencia de Alcántara, 1926 - Barcelona, 1996) fue profesor de filosofía y estética, crítico literario, traductor, exiliado y poeta, desde que en 1945 publicase Hombre de Dios. Salmos, elegías y oraciones, libro al que seguirán otros muchos, como La espera (1949), Versos de domingo (1954), La conquista de este mundo (1960), Años inciertos (1970) o Ser de palabra (1976). en 1971 aparece Enseñanzas de la edad.
Poesía 1945-1970 y en 1990 Poesías reunidas 1945-1990.
Reseña:
José María Valverde fue muchas cosas además de
poeta. Fue un traductor dedicado y exigente, como
atestiguan sus versiones, entre otros muchos, de Rilke,
Joyce, Melville, Hölderlin, Heidegger, T. S. Eliot, Whitman,
Faulkner, Shakespeare, Gabriel Ferrater o los Evangelios.
Catedrático de distintas disciplinas, la última la de
estética, en varias universidades españolas y extranjeras,
fue autor de manuales todavía útiles sobre historia de la
estética, de la filosofía o de la literatura universal. Como
se ve, fue un humanista infatigable, un intelectual de
primer orden y un referente para varias generaciones de
estudiantes, lectores y profesores. Pero quizás fue su
vocación poética, ese “ser de palabra” que nombra uno
de sus poemarios, lo que le dio sentido y claridad al resto
de sus ocupaciones.
Como poeta, perteneció a la denominada Generación del
50, la de los canónicos Ángel Gozález, Jaime Gil de
Biedma o Francisco Brines, pero también la de los más
secretos Luis Feria, María Victoria Atencia, Rafael Pérez
Estrada, Antonio Gamoneda y unos cuantos más. Una
generación de grandes voces divergentes dentro de la
cual la suya aportó una especial atención a las grandes
cuestiones filosóficas que atraviesan la existencia del hombre: su relación con lo divino (y con el cristianismo, vehículo casi único y agónico, en el sentido unamuniano,de sus preocupaciones al respecto), la pregunta por el ser de las cosas, el modo en que el tiempo nos teje y nos desteje de acuerdo a unas leyes universales que se presentarán nítidas o neblinosas según las circunstancias, o la palabra como instrumento de humanización, de estructuración intelectual, de telescopio para interrogar las alturas (los cielos y los infiernos de los que hablan todas las tradiciones) y, en última instancia, de puente entre lo inteligible y lo ininteligible.
Estas palabras, de la introducción escrita por Jesús Aguado para la antología La bendición de la lluvia,
ofrecen una imagen cabal de la trascendencia del poeta José María Valverde, pero sobre todo de su poesía. Y de la necesidad, hoy, de su lectura.